Wednesday, June 28, 2006

Ahí estaba parada, en la puerta, afuera de tu casa, bendita por la mano de la peluquera, y con un vestido corto de lentejuelas, que dejaba ver mi espalda desnuda, lisa.
Apenas toqué el timbre saliste. Te tomaste un par de minutos para mirarme, y yo me demoré lo mismo en enamorarme. No nos veíamos hace un par de años, desde el tiempo en que para nosotros un beso en los labios era lo mismo que uno en la mejilla, y no sabíamos que existía el amor.
Dos años después lo supe.
Subiste a mi auto y en silencio nos fuimos al cumpleaños. Tu mano en mi pierna, mis ojos en tu boca. Ninguno de los dos se ubicaba en el sector, pero la puerta llena de globos celestes nos ayudó a encontrar la casa.
Entramos, y como de costumbre corrí al bar. No sé qué tiene el alcohol que me hace tan feliz. El vodka tónica de siempre me animó a bailar, y te obligué a acompañarme a la pista. Al principio no querías, logré convencerte. Te veías tan bien que quería que todos supieran que estabas conmigo.
Siempre bailo con los ojos cerrados, pero decidí abrirlos por un instante (ojalá nunca lo hubiera hecho). Al principio no entendía porqué se reían mis amigos, hasta que te miré. Ahí me di cuenta de la realidad: bailabas horriblemente. Suelto, desarmado, feo.
Nuevamente corrí al bar. Esta vez me incliné por el pisco de 40º (gran error), el cual se encargó de hacer la noche menos vergonzosa y más entretenida. Después del segundo vaso, sólo recuerdo el zapato que le tiré a la imbécil de tu ex y mi risa histérica al ver como se le corría el maquillaje, producto de las lágrimas de dolor.
Al día siguiente desperté afuera de una farmacia, sin mi auto, sin mi cartera. Sólo con mi celular escondido en alguna parte de mi vestido. Compré una caja de aspirinas, y en el supermercado del frente, un par de cervezas.
Volví arrastrándome a mi departamento. Le pedí al conserje la copia de mis llaves, y además de pasármelas me entregó una carta escrita por tí, diciendo que mi auto está estacionado afuera del edificio y recalcando lo mucho que me amas.
Pero tú sabes de mi pánico al compromiso.
Y por culpa de tu forma de bailar, nunca más te llamé, y moriste de pena.
Todo por tu culpa.


Monday, June 26, 2006



Figuraba en la tarima maquillada, escotada (muy) y de negro. Apenas me movía, quizás porque esa música para mí no era precisamente música, que sé yo. De la nada llegó él. El personaje de la semana. Alto, flaco, desaliñado. Se instaló a mi lado y bailaba conmigo, pero yo no lo hacía con él. Miraba las luces brillantes del techo cuando escuché:
"Mirá esa cara de desprecio que tenés"
No le dije nada. Solo hice un pequeño gesto con las manos. Pareció no entender qué significaba, porque se quedó a mi lado 20 minutos más, mientras miraba mi espalda. Bailando solo, alegre, patético.
NO a los psicópatas.

Saturday, June 24, 2006




Hoy voy vestida un poco más fresa, brillan los ojos, amplia la sonrisa. Él me mira, me besa, me endereza y entonces me desarmo de a poquito, trozo por trozo, pieza por pieza, lentamente, con miedo de caerme porque estoy muy borracha.

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